Con el impulso de la vicepresidenta Martha Moyano, se presentó el libro “1932 Asalto al Congreso”, escrito por el político aprista Luis Gonzales Posada, expresidente del Congreso, excanciller y exministro de la República.

El titular del Legislativo José Daniel Williams Zapata puso en relieve el aporte que constituye el libro de Gonzales Posada, a partir del cual se podrá hacer docencia y evitar que la historia se repita, según dijo. Permite repensar en lo grave que puede ser para el Estado trasgredir los marcos constitucionales.

El Parlamento representa la democracia, afirmó. “Asalto al Congreso” grafica pasajes de la historia peruana durante los años 1930 a 1932, donde Sánchez Cerro derroca al presidente Leguía en contubernio con el abogado José Luis Bustamante y Rivero.

En el primer periodo de Sánchez Cerro (agosto 1930 a marzo 1931) se cometieron toda clase de tropelías, hasta que la Marina de Guerra exigió su renuncia, decisión que acata, pero retorna cuatro meses después, ganando las controvertidas elecciones presidenciales de octubre de 1931.

El libro recuerda también, que Sánchez Cerro asume la presidencia en diciembre de 1931 y ese mismo mes, ordena clausurar el recinto del Partido Aprista de Trujillo, suscitando hechos violentos que la historia registra con numerosos heridos, detenidos, denuncias de mujeres apresadas y violadas en los cuarteles. Ignominia que precedió la presentación de una aberrante Ley de Emergencia que concedía plenos poderes al régimen de Sánchez Cerro, pese a la protesta de reconocidos constituyentes como Luis Eguiguren, Víctor Andrés Belaunde, Arca Parró, Hildebrando Castro Pozo.

Sin embargo, la norma fue aprobada y se dio inicio a la cacería de parlamentarios apristas. ‘Once legisladores, evadieron el cerco de seguridad e ingresaron al Congreso, entre ellos Luis Alberto Sánchez y Carlos Manuel Cox. A las dos de la mañana del 19 de febrero de 1932 soldados y policías ocuparon el hemiciclo del Congreso, mientras camiones con ametralladoras fueron emplazados en la Plaza Bolívar.

Los constituyentes fueron sacados pistola en mano, conducidos al Callao y deportados’. Se iniciaba así un tiempo de terror, revoluciones, matanzas, golpes de Estado y proscripciones, que arrasaron con las libertades cívicas e impidieron al jefe del aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre, postular hasta 1962; un veto de treinta largos años.

El odio, la venganza y la perfidia política ensombrecieron a nuestra patria, prosiguió Gonzales Posada. Quizás en este largo periodo de barbarie, “Zavalita” podría encontrar uno de los momentos en que se jodió el Perú, dijo en alusión a la interrogante que se hace el personaje de “Conversación en la Catedral”, novela de Mario Vargas Llosa.

El asalto al Parlamento de 1932 debe ser el episodio más ignominioso en 200 años de historia parlamentaria.

Sin Congreso no hay democracia, no hay libertad, no hay estado constitucional de derecho. Defender sus fueros es una obligación de todos los peruanos, especialmente en estos tiempos de confrontación, afirmó el autor.

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