Uno de los recursos que utilizó el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del Perú (PNP) para saber si el cabecilla más sanguinario en la historia del Perú, Abimael Guzmán Reynoso, estaba o no en la casa de la urbanización Los Sauces, en Surquillo, fue hurgar la basura que salía de ese inmueble de dos pisos.

Fue el suboficial superior Carlos Iglesias -conocido por sus colegas del GEIN como «Charly»-  el escogido de recoger las bolsas de basura que salían de esa casa y llevarlas a las oficinas de la Dincote, que entonces funcionaba en el edificio de la avenida España, para escudriñar cada milimetro de esos desperdicios. Esa fue su tarea durante los 25 días previos a «La Captura del Siglo».

Para cumplir esa misión, «Charly» se vestía de obrero municipal y se llevaba las bolsas de dos a tres kilos de peso que tres veces por semana le entregaba Maritza Garrido Lecca -«Lola»- en sus propias manos. Y para que ella no sospeche nada, yo cogía las bolsas y de manera desinteresaba lo arrojaba a la tolva del camión, pero hacia un lugar que yo había determinado para separarla del montón. Una hora después, me ponía mis guantes quirúrgicos y empezaba a analizar cada desperdicio en nuestra base».

«En el segundo o tercer día de recojo encontré un papelito quemado en la que se leía «B.P.» B.P. significa Buró Político. ¡Y en el Buró Político (de Sendero Luminoso) están Abimael Guzmán, Elena Iparraguirre y Óscar Ramírez Durand «camarada Feliciano!»

«Este hallazgo minúsculo, relata el ex agente del GEIN, determinó que pusiéramos más atención a lo que había en esa casa de Los Sauces. También encontramos mechones de pelo cano que no lo tenía Maritza Garrido Lecca ni su pareja Carlos Incháustegui. Era medio tupido, medio ondulado. Otro elemento que encontramos eran los puchos de cigarros de una marca que no era común. Habia una certeza que Abimael Guzman estaba en esa casa de Los Sauces. No lo  veíamos pero tuvimos esa certeza».

«Charly» fue uno de los primeros agentes que tuvo el GEIN y su capacidad de expertos en identificación lo llevó a participar en las doce operaciones de inteligencia que se realizaron para capturar al cabecilla de Sendero Luminoso. Otra vez se vistió de mendigo o hasta de orate  y para no despertar sospechas tuvo que mimetizarse en los basurales plagados de moscas y ratas para determinar el paradero de otros terroristas. 

«Estábamos siguiendo a un doctor que iba a una cooperativa que estaba en El Agustino. En esa época no habia casas, sino covachas. Como era un descampado, era imposible seguirlo porque iba a detectar la vigilancia. Entonces me vestí de loco y me confundí en un basural sin desayuno para no perder la pista pero con la radio encendida para alertar a los otros agentes»

«Un día – relata «Charly»- el sospechoso entraba a una casona por el lado de la cochera y como tenía que simular que era loco, cogí adrede un keke y salí corriendo. Me corretearon los perros y un patrullero pasa  por ahí. Los del patrullero me detienen y cuando me transportaban detenido a la comisaría, le digo a los efectivos:»-Soy de la Dircorte». -«Si claro…y yo soy Abimael Guzmán», replicaba en tono de burla el policía cuando le ponía las esposas.

 «Lo anecdótico de estas operaciones de seguimiento es que cuando simulaba de mendigo, ganaba tres o cuatro veces que como policía…! Yo le decía a Benedicto (Jiménez, entonces jefe del GEIN): -«déjame hacer esto…de por vida! Ganaba muy bien como limosnero!» suelta la carcajada al rememorar pasajes de los entretelones de «La Captura del Siglo». (JSR)

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